ARTROSCOPIA | VOL. 17, Nº 1 : 63-76 | 2010
 
ARTICULO ORIGINAL

Liberación endoscópica del nervio supraescapular: aportaciones anatómicas

Dr. Pau Golanó, Dr. Angel Calvo, Dr. Jordi Vega, Dr. Juan Sarasquete, Dr. Luis Pérez-Carro, Dr. Guillermo Arce

RESUMEN: En la práctica artro-endoscópica del aparato locomotor, se desarrollan constantemente nuevas opciones terapéuticas, en ocasiones insospechadas. En general, estas nuevas técnicas requieren de una gran habilidad y de un nuevo conocimiento anatómico, la anatomía artro-endoscópica. El objetivo de esta publicación es proporcionar un recuerdo anatómico útil para la realización de la liberación endoscópica del nervio supraescapular.

 

ABSTRACT: Arthroscopic release of the suprascapular nerve at the suprascapular notch has been described. This report, describes the most important anatomic and arthroscopic landmarks for decompression of the suprascapular nerve at suprascapular notch and spinoglenoid notch

 

Key words: Endoscopy, suprascapular nerve, superior transverse scapular ligament, shoulder

 

INTRODUCCION

Andre Thomas (1) describió por primera vez el atrapamiento del nervio supraescapular. Esta neuropatía periférica poco habitual, debe tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial del hombro doloroso (1-2% de los casos) (2). Entre las posibles causas de atrapamiento o lesión del nervio suprascapular destacan:

Traumática: Fracturas de escápula, fracturas de clavícula (1/3 lateral), luxación escápulohumeral, luxación acromioclavicular.

Iatrógénica: Durante la realización de determinados gestos quirúrgicos como la movilización (> 3cm) de los músculos supra e infraespinoso en el tratamiento de roturas masivas de la cofia de los rotadores en las que existe una importante retracción medial (3), la resección del extremo lateral de la clavícula (>1,5cm), en el tratamiento astroscópico de lesiones de Bankart (técnica de Caspari), durante la propia técnica de su liberación endoscópica.

Compresiva: La más frecuente, por la presencia de un quiste ganglionar, variaciones anatómicas de la escotadura de la escápula y estructuras relacionadas. Todas estas causas de atrapamiento, pueden ser así mismo subdivididas en lesiones proximales, (a nivel de la escotadura de la escápula) y en lesiones distales (a nivel del túnel osteofibroso escapular) (4). El atrapamiento bilateral es muy poco frecuente (5). Esta neuropatía compresiva suele afectar a hombres entre 20 y 50 años, y en el miembro dominante. A pesar de sus múltiples etiologías, la mayoría de pacientes presentan una sintomatología similar. El dolor es el principal síntoma, especialmente en su atrapamiento proximal, y en la mayoría de casos está localizado en la zona posterior o lateral del hombro, aunque puede ser tambien referido hacia el brazo y cuello. El dolor de inicio insidioso, usualmente descrito como “profundo”, se ve exacervado durante las actividades/movimientos por encima de la cabeza y se acompaña de sensacion de “debilidad” o impotencia funcional, especialmente durante la abducción y la rotación externa del brazo. La adducción con el brazo flexionado por delante del cuerpo, aumenta el dolor. La aplicación de una rotación externa del brazo en esta posición, incrementará aún más el dolor, debido a que el nervio, en esta situación, se encuentra en tensión lo que acentúa su compresión. La atrofia muscular asociada a la lesión del nervio supraescapular, es difícil de apreciar en el músculo supraespinoso por hallarse profundo al músculo trapecio. La atrofia del músculo infraespinoso, la localizaremos en una pequeña área limitada por los márgenes musculares del músculo deltoides, trapecio y dorsal ancho, que lo cubren parcialmente, aunque en un 36% de los casos, con atrapamiento por compresión del nervio supraescapular, no se observa atrofia muscular, lo que sugiere sólo la afección de fibras sensitivas (6). El diagnóstico de neuropatía se basa fundamentalmente en la historia clínica y la exploración física. La radiología convencional habitualmente es normal, a excepción de los casos en que nos hallemos ante un paciente con antecedente traumático. La resonáncia magnética puede ayudar en el caso de la presencia de patología asociada (ganglión, lesión de la cofia de los rotadores), además de demostrar la atrofia muscular secundaria a la denervación. Los ultrasonidos puede también ser útiles en el diagnóstico, especialmente en la detección de lesiones ocupantes. Sin embargo la confirmación del diagnóstico depende del estudio electromiográfico, que debe demostrarnos la denervación de ambos músculos supra e infraespinoso, o solamente del músculo infraespinoso en el atrapamiento distal.

Recuerdo anatómico

El nervio supraescapular es un nervio mixto que emerge del ramo ventral del nervio espinal C5 o del tronco superior del plexo braquial (C5-C6), y con frecuencia recibe una aportación adicional de C4. Desde su emergencia, el nervio discurre, cubierto por el músculo trapecio y omohioideo, por el triángulo posterior del cuello, siguiendo el curso de la arteria supraescapular, hasta alcanzar la escotadura de la escápula, convertida en un agujero osteofibroso por el ligamento transverso superior de la escápula. El nervio alcanza así la fosa supraespinosa, dónde proporciona 2 ramas motoras para el músculo supraespinoso, a la vez que proporciona una rama sensitiva para los ligamentos coracoclaviculares, coracohumeral, articulación acromioclavicular y bursa subacromial (6) (Fig. 1). La arteria y venas supraescapulares pasan por encima del ligamento transverso superior de la escápula, siempre en situación lateral al nervio (3), para reunirse a él a lo largo de su posterior recorrido. Emitidas estas ramas, el nervio discurre, profundo al músculo supraespinoso, en dirección a la emergencia de la espina de la escápula, para rodearla y alcanzar así la fosa infraespinosa, finalizando en 2 a 4 ramas motoras que inervan al músculo infraespinoso (3). Durante su transcurso por el cuello de la escápula emite ramas sensitivas para la cápsula posterior de la articulación escápulohumeral (6) (Fig. 2). Aunque existen pocas publicaciones que apoyan su existencia (7, 8), se puede considerar que el nervio supraescapular no tiene territorio de inervación cutánea demostrado. Debido a su largo y complejo recorrido anatómico el nervio supraescapular es altamente susceptible a sufrir un atrapamiento, lo cual ocurre de manera habitual a nivel de la escotadura de la escápula.

 

fig1

Figura 1. Visión superior de una escápula derecha, en la que se ha representado mediante programa informático el nervio supraescapular. 1. Escotadura de la escápula. 2. Acromion. 3. Espina de la escápula. 4. Fosa supraespinosa. 5. Borde superior. 6. Fosa infraespinosa. 7. Apófisis coracoides. 8. Ramas motoras. 9. Ramas sensitivas.

 

Factores anatómicos predisponentes

Desde el punto de vista anatómico, en el trayecto del nervio supraescapular se han identificado dos puntos críticos en el que es posible su atrapamiento: la escotadura de la escápula y la espina de la escápula.

 

fig2

Figura 2. Visión posterior de una escápula derecha, en la que se ha representado mediante programa informático el nervio supraescapular. 1. Escotadura de la escápula. 2. Acromion. 3. Espina de la escápula. 4. Fosa supraespinosa. 5. Fosa infraespinosa. 6. Borde superior. 7. Borde lateral o axilar. 8. Borde medial o vertebral. 9. Cuello de la escápula. 10. Ángulo inferior. 11. Rama terminal motora. 12. Rama sensitiva.

 

Escotadura de la escápula:

La escotadura de la escápula está localizada en el borde superior de la escápula a nivel de la base de la apófisis coracoides. Sirve para el paso del nervio supraescapular, y usualmente convertida en un foramen o agujero osteofibroso debido a la presencia del ligamento transverso superior de la escápula (Fig. 3). En algunos casos la escotadura está completamente ausente y es dudoso, en este caso, que esté presente el ligamento (9). En otros casos, la escotadura se observa casi o completamente cerrada por tejido óseo y convertida entonces en un agujero óseo. En estos casos nos hallamos ante cambios entesopáticos en las inserciones lateral y medial del ligamento transverso superior de la escápula, que conllevan a su osificación parcial o completa, con formación de puentes óseos u osteofitos o de un verdadero agujero óseo (9, 11). La morfología de la escotadura de la escápula ha sido sido correlacionada con el atrapamiento del nervio supraescapular, aunque no ha sido demostrado que exista una relación directa con su forma, según nuestro conocimiento. Según su morfología, los movimientos del hombro causarían una angulación del nervio, presionándolo contra el ligamento superior de la escápula o contra el borde del hueso limitante de la escotadura, provocando la irritación del nervio (2).

 

fig3

Figura 3. Visión posterosuperior de una escápula derecha. Detalle de la anatomía de la escotadura de la escápula. 1. Ligamento transverso superior de la escápula. 2. Escotadura de la escápula transformada en agujero por el ligamento transverso superior de la escápula. 3. Ligamento coracoclavicular: ligamento conoide. 4. Tubérculo conoideo. 5. Ligamento coracoacromial. 6. Fosa supraespinosa. 7. Borde superior. 8. Tubérculo de inserción del músculo omohioideo.

 

Este posible mecanismo fue propuesto por Rengachary y cols bajo el nombre de “sling effect” (12). Aunque son múltiples las clasificaciones de la morfología de la escotadura de la escápula (9, 12,13) la propuesta por Natsis (13) nos parece la más simplificada. Esta clasificación se basa en los diámetros de la escotadura de la escápula. En el tipo I no se observaría una evidente escotadura de la escápula (8.3%), en el tipo II, la escotadura presentaría un diámetro transverso mayor que su diámetro vertical (41,85%), mientras que en el tipo III, sería al contrario que en el tipo II, con un diámetro vertical mayor que el diámetro transverso (41,85%). En el tipo IV, se observaría un agujero óseo (7.3%) y en el tipo V, consistiría en una combinación de escotadura de la escápula y agujero óseo (0.7%) (Fig. 4). Por el contrario, las variaciones morfológicas del ligamento transverso superior de la escápula, han sido identificadas y asociadas a la neuropatía en varias publicaciones (12, 14, 16). Estas variaciones consistirían en el número de bandas que conformaría el ligamento (dos, tres o múltiples en sentido proximal-distal) y que disminuirían el espacio de paso del nervio supraescapular a nivel de la escotadura de la escápula, contribuyendo así a aumentar la posibilidad de su compresión o atrapamiento. Ticker y cols. (15), en su estudio anatómico sobre 79 hombros, observaron el ligamento transverso superior de la escápula formado por dos o más bandas en un 3% de los casos. Avery y cols. (17) describen en el año 2002 un ligamento situado anteriormente a la escotadura de la escápula que denominan ligamento coracoescapular anterior. Este ligamento, que difiere del ligamento transverso superior de la escápula, por su localización y por sus distintas e independientes inserciones óseas, fue hallado en un 60% de los cadáveres estudiados y en todos los casos este ligamento subdividia el agujero osteofibroso de paso del nervio suprascapular, reduciendo así el espacio y por tanto contribuyendo a aumentar la posibilidad de su compresión o atrapamiento. En todos los casos en que este ligamento estaba presente, el nervio suprasescapular discurría inferior al mismo. Estudios posteriores (16) han observado este ligamento con una menor frecuencia (18,8%). La osificación parcial o completa del ligamento transverso superior de la escápula también ha sido mencionada como factor predisponente para el atrapamiento o compresión del nervio suprascapular (16). Sin embargo su relevancia clinica parece aún poco clara.

 

fig4

Figura 4. Visión anterior de una escápula derecha. Clasificación morfológica de la escotadura de la escápula según Natsis (13).

 

fig5

Figura 5. Visión anterior de una escápula derecha. Osificación parcial ligamento transverso superior de la escápula. La incidencia de osificación parcial oscila entre un 0,7%(13) y un 18%(15). 1. Escotadura de la escápula. 2. Osificación parcial del lado medial de la inserción del ligamento transverso de la escápula (bony bridge). 3. Borde superior. 4. Apófisis coracoides. 5. Acromion (Superficie subacromial). 6. Fosa subescapular. 7. Cavidad glenoidea.

 

La incidencia de osificación parcial oscila entre un 0,7% (13) y un 18% (15) (Fig. 5). La incidencia reportada en la literatura de la osificación completa del ligamento transverso superior de la escápula, y por tanto de la observación de un foramen o agujero óseo (tipo IV de Natsis (13)), es variada y oscila entre 3,7% (9,10) y el 12,5% (16) (Fig. 6 y 7). Se ha mencionado la posibilidad de la combinación de un agujero óseo y la presencia de escotadura de la escápula (tipo V de Natsis (13)) en un muy bajo porcentaje que oscila entre el 0’03% (9) y el 0.7% (13). Probablemente, en este caso nos hallaríamos ante un ligamento transverso superior de la escápula formado por dos bandas, cuya osificación sólo afectó a la banda distal o bien ante la osificación de un ligamento coracoescapular anterior descrito por Avery y cols. (17).

 

fig6

Figura 6. Visión anterior de una escápula derecha. Detalle de un agujero óseo, factor predisponente en la neuropatía supraescapular. La observación de un foramen o agujero óseo (tipo IV de Natsis(13)), es variada y oscila entre 3,7% (9,10) y el 12,5%(16). 1. Agujero óseo. 2. Observe el detalle de la osificación del ligamento transverso superior de la escápula. 3. Apófisis coracoides. 4. Impronta ósea del área de inserción de los ligamentos coracoclaviculares. 5. Borde superior. 6. Espina de la escápula. 7. Fosa subescapular

 

fig7

Figura 7. Proyección radiológica (fluoroscopia) de la escápula de la Figura 6. 1. Agujero óseo. 2. Osificación del ligamento transverso superior de la escápula. 3. Apófisis coracoides. 4. Borde superior. 5. Acromion y espina de la escápula. 6. Cavidad glenoidea.

 

La determinación de la morfología de la escotadura escapular, de la presencia de puentes óseos o de un agujero óseo, requiere de una proyección radiológica específica (proyección anteroposterior con el tubo de rayos X inclinado 15-30 grados caudalmente) tal y como describieron Edeland y Zachrisson (18) (Fig. 7), o bien de estudios como la tomografía computerizada o la resonancia magnética, que habitualmente son solicitados dentro del arsenal de pruebas diagnosticas.

 

Espina de la escápula:

El atrapamiento del nervio supraescapular a nivel distal es mucho menos frecuente, pero las publicaciones sobre este tipo de atrapamiento van en aumento. En su transcurso desde la fosa supraespinosa a la fosa infraespinosa el nervio supraescapular, junto con la arteria y venas acompañantes, discurre por un túnel osteofibroso limitado por la emergencia de la espina de la escápula y el ligamento transverso inferior de la escápula o ligamento “espinoglenoideo”. La prevalencia de este ligamento varia ampliamente en la literatura (3%-100%) (19, 26). Probablemente ello es debido a las diferencias de población estudiadas, al criterio utilizado en definir esta estructura (24), en el método de preservación utilizado en los cadáveres estudiados (fijación con formol versus criopreservación) (26) o según nuestra opinión, en la habilidad técnica de disección. Este ligamento, al que deberemos considerar como constante, varia ampliamente en tamaño y grosor, adoptando una morfología más o menos cuadrangular extendiéndose desde la espina de la escápula hasta la zona superior del borde posterior de la cavidad glenoidea y cápsula articular posterior (Fig. 8).

 

fig8

Figura 8. Visión posterior de los músculos de la cofia de los rotadores. A. 1. Acromion. 2. Tuberosidad mayor. 3. Músculo infraespinoso. 4. Músculo redondo menor. 5. Ramas arteriales procedentes de la arteria supraescapular. B. Músculo infraespinoso rechazado. 6. Músculo supraespinoso. 7. Ligamento transverso inferior de la escápula. 8. Ramas motoras del nervio supraescapular. 9. Arteria supraescapular (repleccionada de látex negro). 10. Interlínea articular escápulohumeral, evidenciada al decoaptar la articulación.

 

El papel de este ligamento en la compresión del nervio supraescapular es poco clara, aunque recientes estudios apoyan la teoría de que los movimientos que ponen la cápsula articular escápulohumeral en tensión, afectarían de forma similar al ligamento transverso inferior de la escápula debido a su inserción en la cápsula posterior, incrementando así la presión en el agujero que éste forma para el nervio suprascapular. Estos cambios, junto a movimientos de hombro repetitivos, podrían causar un trauma o compresión sobre el nervio suprascapular. Plancher y cols. (26) demostraron en su estudio anatómico que los movimientos de rotación interna combinados con abducción o aducción incrementan la presión sobre el nervio supraescapular. Por ello, atletas y trabajadores manuales con movimientos/ actividades por encima de la cabeza poseen un mayor riesgo de sufrir un atrapamiento a nivel distal. Ferreti y cols (27) informaron que esta neuropatía fue observada exclusivamente en la extremidad dominante de jugadores de volleyball. Además existe una clara correlación entre el nivel de competición, la duración de esfuerzo y la severidad de la neuropatía (28, 29). Otra teoría propuesta es la debida a la contracción del músculo infraespinoso, que como consecuencia de ella desplazaría medialmente el nervio supraescapular contra el borde lateral de la espina de la escápula (30,19), produciéndose su compresión de un modo parecido al “sling effect” descrito por Rengachary y cols. (12). Así, la tracción del nervio supraescapular, torsión o fricción con el movimiento del hombro son las tres hipótesis reconocidas en la literatura como causa de neuropatía compresiva distal del nervio supraescapular.

 

Descompresión endoscópica

Después de un tratamiento inicial conservador, la descompresión quirúrgica del nervio supraescapular debe ser valorada ante la persitencia de sintomatología y limitación en las actividades de la vida diaria. Varios estudios han mostrado que el nervio suprascapular puede ser lesionado durante el proceso de reparación de lesiones masivas de la cofia de los rotadores de dos modos: debido al avance lateral de los músculos supra/infraespinoso que se hallan retraidos en situación medial por la excesiva tracción applicada sobre el nervio (3) y que favorece su compresión a nivel de la escotadura de la escápula (“sling effect”); y por lesión iatrogénica directa durante la desinserción múscular del plano óseo escapular, con el objeto de obtener ese deseado avance lateral de la cofia de los rotadores (31). No existe acuerdo en la distancia en la que se puede realizar con seguridad el avance lateral. Según Warner y cols. (3) el avance lateral es limitado de 1cm. a 1.5 cm. si se realiza descompresión del nervio suprascapular a nivel de la escotadura de la escápula, distancia que coincide con la descrita por Greiner y cols. (31). Sin embargo, Hoellrich y cols. en un estudio clínico en 9 pacientes con rotura masiva de la cofia de los rotadores y con electromiogramas previos normales, no apreciaron alteraciones electromiográficas postoperatorias tras realizar su reparación artroscópica con movilizaciones de entre 2 y 3,5 cm (32). A pesar de ello, muchos cirujanos recomiendan la liberación del nervio suprascapular durante la reparación de una lesión masiva de la cofia de los rotadores. La descompresión endoscópica aunque es una técnica que exige gran habilidad técnica y precisos conocimientos anatomo-artroscópicos, es un método efectivo. En contraste con la cirugía abierta, la descompresión endoscópica del nervio supraescapular, se realiza con una mínima morbilidad (4). Aunque todos conocemos la técnica por la difusión oral realizada por Laurent Laffose (Annecy-Francia) en distintos congresos y eventos científicos, esta técnica fue publicada por primera vez por Bhatia y cols. en 2006 (33).

 

Portales subacromiales

Uno de los principales aspectos técnicos en la liberación endoscópica del nervio supraescapular es conseguir una adecuada limpieza del espacio subacromial, que nos permita ver la articulación acromioclavicular anteriormente, y la espina de la escápula en su región posterior. El uso de una aguja a nivel de la articulación acromioclavicular puede servir de ayuda para una correcta orientación. Con la óptica en el portal lateral subacromial se realiza el portal anterolateral subacromial. Este portal se establece a nivel del ángulo anterolateral del acromion, proporciona un acceso óptimo al ligamento transverso superior de la escápula (34) (Fig. 9). Una vez obtenida la bursectomía, el siguiente paso es identificar los ligamentos coracoclaviculares (ligamento conoide y trapezoide). Primero se localiza el ligamento coracoacromial. A continuación, se sigue el trayecto de este ligamento hasta su inserción en la base de la coracoides (34), punto donde identificaremos la inserción del ligamento conoide. La distancia media de la articulación acromioclavicular a su inserción es de 15 mm (rango 11-22.8 mm) (35). La importancia de localizar estos ligamentos radica en que el ligamento superior de la escápula se halla medial a ellos a nivel de la base de la apófisis coracoides, y en especial del ligamento conoide que a menudo parece continuar con él (Fig. 3 y 9).

 

fig9

Figura 9. Visión superior de una escápula derecha, en la que se ha representado mediante programa informático la localización del artroscopio en el portal lateral subacromial. 1. Ligamento conoide. 2. Ligamento transverso superior de la escápula 3. Base de la apófisis coracoides. 4. Sinoviotomo situado en el portal superior.

 

Portales superiores

Una vez que la visualización del ligamento es adecuada, un portal superior es realizado a nivel de la fosa supraclavicular. Este portal, puede ser establecido intraoperatoriamente mediante electroestimulación (33) o basándonos en referencias anatómicas. Laffose describe un nuevo portal que denomina “suprascapular nerve portal” o portal del nervio supraescapular, situado entre la clavícula y la espina de la escápula, a 7 cm del borde lateral del acromion (34) (Fig. 10). Este portal se realiza bajo control endoscópico via técnica “outside-in” y se localiza a unos 2 cm mediales del portal de Neviaser. Thomas J. Neviaser describió en 1987 el portal superomedial, también denominado portal de la fosa supraclavicular (36). Está localizado en un “soft spot” delimitado por la clavícula y articulación acromioclavicular anteriormente, el acromion lateralmente y la espina de la escápula posteriormente, a 1 cm posterior a la clavícula y 1 cm medial al acromion (37). El uso de este portal aún es vigente (38) (Fig. 11).

 

fig10

Figura 10. Representación de los portales superiores. 1. Portal del nervio supraescapular. 2. Portal superomedial o de la fosa supraclavicular. 3. Borde lateral del acromion. 4. Interlínea articular acromioclavicular. 5. Apófisis coracoides.

 

fig11

Figura 11. Hombro derecho. Paciente en decúbito lateral. Visión desde el portal posterior. La imagen artroscópica muestra el uso del portal superomedial o de Neviaser (36), en el tratamiento artroscópico de una lesión de SLAP. 1. Cabeza humeral. 2. Cavidad glenoidea. 3. Labrum anterior. 4. Tendón de la cabeza larga del músculo bíceps braquial. 5. Sutura en la cánula situada en el portal de anterosuperior. 6. Pinza recuperadora de suturas alojada en el portal superomedial. 7. Pinza manipuladora de suturas localizada en la cánula del portal anterior. 8. Cofia de los rotadores.

 

fig12

Figura 12. Hombro derecho. Paciente en decúbito lateral. Disección endoscópica. Localización de estructuras. A. 1. Arteria supraescapular. 2. Ligamento transverso superior de la escápula cubierto por tejido graso. 3. Palpador situado en el portal superior, realizando disección roma para evitar la lesión neurovascular. 4. Borde anterior del vientre muscular del músculo supraespinoso. 5. Grasa periescotadura. B. La arteria supraescapular ha sido retirada en este caso hacia medial y el palpador se sitúa debajo del ligamento transverso superior de la escápula, de característico aspecto nacarado.

 

Bajo visualización directa, una aguja espinal es dirigida hacia la escotadura de la escápula o base de la coracoides (39). Su orientación adecuada es confirmada por localizarse inmediatamente anterior al borde anterior del músculo supraespinoso (34, 39). Mediante un instrumental romo se procede a disecar cuidadosamente la grasa que rodea esta región, hasta observar el aspecto nacarado del ligamento transverso superior de la escápula, continuando medialmente al ligamento conoide con el que forma un ángulo aproximado de 90º (Fig. 9 y 12). En la zona medial del ligamento se encuentran fibras musculares de disposición oblicua/transversa, correspondientes a la inserción escapular del músculo omohioideo, cuya observación puede ayudarnos en nuestra orientación endoscópica. Se debe tener especial atención con no lesionar la arteria supraescapular durante el proceso de localización del ligamento, arteria de calibre considerable, que discurre perpendicularmente por encima del ligamento y en su zona más lateral (Fig. 12 y 13). Es raro que la arteria discurra por debajo del ligamento a través de la escotadura de la escápula, sin embargo recientemente Reineck y Krishnan (40) lo han observado en 3 casos de las 100 liberaciones (3%) endoscópicas del nervio suprascapular que realizaron. Este porcentaje coincide con el de los estudios anatómicos (41). Por ello, el uso de instrumental motorizado y de radiofrecuencia, no aconsejado por muchos autores, debe ser muy cuidadoso en la zona peri-escotadura de la escápula y en su caso la boca del sinoviotomo debe orientarse hacia superior para evitar lesiones neurovasculares (39).

Una vez localizado el ligamento, a través de portal superior o mediante un portal superior accesorio (33, 34), se realiza la resección del ligamento con tijeras artroscópicas, con cuidado de no lesionar al nervio supraescapular (Fig. 14 y 15). Debido a que la arteria se halla en situación lateral al nervio, es mejor realizar la sección en la zona medial del ligamento transverso superior de la escápula, una vez se ha ralizado la retracción de los tejidos circundantes hacia la zona lateral.

En ocasiones, la calcificación o entesopatía del ligamento requerirá de la resección del ligamento calcificado (agujero óseo) o de los delgados bordes óseos de la escotadura (notchplasty). En estos casos, algunos autores proponen el uso de instrumental tipo Kerrison, habitualmente utilizado en la cirugía de columna (42) o un osteotomo (43), en lugar del uso de instrumental motorizado (fresa artroscópica) comorecomienda Lafosse (34).

 

fig13

Figura 13. Disección de la región supraclavicular que muestra las principales relaciones anatómicas. 1. Tronco superior del plexo braquial. 2. Nervio supraescapular. 3. Arteria supraescapular. 4. Ligamento transverso superior de la escápula. 5. Músculo supraespinoso. 6. Ángulo superior de la escápula. 7. Músculo elevador de la escápula. 8. Músculo trapecio (seccionado). 9. Músculo serrato anterior (inserciones costales).

 

fig14

Figura 14. Hombro derecho. Paciente en decúbito lateral. A. Visión endoscópica del momento de sección del ligamento transverso superior de la escápula con una pinza “big bite” (Stryker®). 1. Ligamento transverso superior de la escápula. 2. Pinza artroscópica de corte. 3. Grasa peri-escotadura. B. Ligamento transverso superior de la escápula seccionado.

 

fig15

Figura 15. Ejemplos de tijeras artroscópicas. Instrumental recomendado para la sección del ligamento transverso superior de la escápula.

 

La descompresión adecuada del nervio es confirmada con la movilización cuidadosa del nervio fuera de la escotadura de la escápula (33, 34, 44) (Fig. 16). Consideramos que es importante realizar esta maniobra, especialmente desde que se tiene conocimiento de la existencia del ligamento ligamento coracoescapular anterior descrito por Avery y cols. (17).

Otros portales superiores o combinación de ellos han sido propuestos tambien en la descompresión endoscopica del nervio suprascapular (45). Recientemente ha sido descrita la liberación percutánea del nervio a nivel de la escotadura de la escápula (39) mediante una aguja espinal nº14 localizada en el lugar del portal del nervio supraescapular (34). Evidentemente, esta técnica no podrá realizarse en el caso de un agujero óseo o en el caso de que precise una “nochplasty”. Sin embargo, por la facilidad de este procedimiento, el autor lo recomienda en casos de lesión con una importante retracción medial del tendón del músculo supraespinoso antes de su reparación endoscópica, con el objetivo de disminuir el posible estrés sobre el nervio.

La liberación del nervio suprascapular a nivel de su trayecto alrededor de la espina de la escápula se realiza habitualmente a través de la articulación escápulo-humeral de forma satisfactoria. Un estudio anatómico reciente realizado por Plancher y cols. (46) describe la liberación endoscópica del ligamento transverso inferior de la escápula a través de dos portales, que ya han sido aplicados clínicamente sin complicaciones (42). Serán necesarios estudios anátomo-clínicos para entender mejor la anatomía del nervio, la etiopatogenia y clínica de su atrapamiento, y ayudarnos a mejorar su tratamiento.

 

fig16

Figura 16. La descompresión adecuada del nervio supraescapular es confirmada con la movilización cuidadosa del nervio fuera de la escotadura de la escápula, tras la sección del ligamento transverso de la escápula. 1. Nervio supraescapular. 2. Palpador en el portal superior. 3. Ligamento conoide. 4. Arteria supraescapular.

 

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